Terrorismo y comunismo by Leon Trotsky

Terrorismo y comunismo by Leon Trotsky

autor:Leon Trotsky [Trotsky, Leon]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1920-06-16T16:00:00+00:00


El Comité Central absoluto y la comuna «democrática»

«El 19 de marzo —refiere Kautsky—, en la reunión del Comité central de la Guardia Nacional, pedían unos que se marchase inmediatamente sobre Versalles; otros, que se apelase a los electores, y otros, que lo primero era adoptar medidas revolucionarias. Como si cada uno de estos pasos —según nos enseña nuestro autor con una gran profundidad de pensamiento— fuesen excluyentes, y no igualmente necesarios.»

En las líneas siguientes a éstas, que tratan de estos desacuerdos en el seno de la Comuna, nos ofrece Kautsky una serie de trivialidades sobre las relaciones recíprocas entre las reformas y la revolución. En realidad, la cuestión se planteaba así: si se quería tomar la ofensiva contra Versalles y hacerlo sin perder un minuto, era necesario reorganizar inmediatamente la Guardia Nacional y poner al frente de ella a los elementos más combativos del proletariado parisino, lo que hubiese provocado una deliberación temporal de París en su posición revolucionaria. Pero organizar las elecciones en París, haciendo salir de sus muros a la elite de la clase obrera, hubiese estado desprovisto de sentido, desde el punto de vista del partido revolucionario. Es cierto que la marcha sobre Versalles y las elecciones en la Comuna no se contradecían en lo más mínimo teóricamente, pero en la práctica se excluían: para el éxito de las elecciones había que suspender la marcha sobre Versalles; para el éxito de ésta, era preciso suspender las elecciones. En fin, si se ponían en campaña, el proletariado debilitaba provisionalmente a París, por lo que resultaba indispensable prevenirse contra todas las posibilidades de sorpresas contrarrevolucionarias en la capital; pues Thiers no se habría detenido ante nada con tal de encender, a espaldas de los comuneros, el incendio de la reacción. Era necesario establecer en la capital un régimen más militar; esto es, más riguroso. Los comuneros «se veían obligados a luchar —escribe Lavrov— contra una multitud de enemigos interiores que abundaban en París y que ayer mismo se sublevaron en los alrededores de la Bolsa y la plaza de la Vendôme, que tenían representantes suyos en la Guardia Nacional, que disponían de prensa, que celebraban asambleas, que mantenían casi al descubierto relaciones con los versalleses, y que se hacían más resueltos y audaces a cada nueva imprudencia o fracaso de la Comuna». Era también preciso tomar simultáneamente una serie de medidas de orden económico y financiero para atender, sobre todo, a las necesidades del ejército revolucionario. Todas estas medidas —las más indispensables de la dictadura revolucionaria— difícilmente hubieran podido armonizarse con una gran campaña electoral. Pero Kautsky no comprende absolutamente nada de lo que es de hecho una revolución. Cree que conciliar teóricamente significa realizar prácticamente.

El Comité Central había fijado las elecciones para el 22 de marzo, pero, carente de confianza en sí mismo, horrorizado de su ilegalidad, queriendo obrar de acuerdo con una institución más «legal», entró en negociaciones, inútiles e interminables por otra parte, con la asamblea, desprovista de autoridad, de los alcaldes y diputados de París, dispuesto a repartirse el poder con ella, aunque no fuese más que para llegar a una acuerdo.



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